El hombre no quería perder el hábito. Justo cuando salía de los juzgados de Arganda tras quedar libre por el robo de un coche, decidió llevarse otro para regresar a casa. El vehículo estaba estacionado junto a la sede judicial y cerca del cuartel de la Guardia Civil. Los agentes del instituto armado le vieron y salieron detrás de él. Sólo tras una larga persecución lograron detenerlo en el poblado de Valdemingómez. En su huida puso en peligro a otros conductores de la autovía de Valencia (A-3).
El supuesto ladrón, M. F. R., español de 30 años, aceleró cuando vio a los agentes detrás de él, que pusieron las señales acústicas y luminosas de sus vehículos para que se detuviera. Pero el hombre hizo caso omiso y obligó a otros conductores a frenar bruscamente y a realizar maniobras para evitar el accidente.
Cuando entró en Valdemingómez, varios peatones tuvieron que tirarse al suelo para evitar ser arrollados. El conductor opuso gran resistencia a su detención.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de julio de 2008