Cambiar la ciudad no es una utopía. Al menos eso piensa el grupo de jóvenes arquitectos del Estudio FAM, autores del monumento a las víctimas del 11-M en la estación de Atocha.
Este estudio de arquitectura junto a sus colaboradores Raquel Rennó, Alfredo Puente y un grupo de estudiantes de arquitectura han propuesto, en el Matadero de Madrid, un Vivero de iniciativas ciudadanas que quiere dar voz a las que ya funcionan desde hace tiempo y representan "otra manera de hacer las cosas".
Intermediae es un programa dedicado a la creación contemporánea que depende del Ayuntamiento y que se localiza en el Centro Cultural Matadero (Legazpi). Uno de sus proyectos es Alter Polis, que reúne a ocho equipos de jóvenes arquitectos -entre ellos, el del Estudio FAM-, seleccionados por méritos y currículum. Cada uno de ellos tiene 11 días para elaborar una maqueta que refleje una propuesta de ciudad. Comenzó en mayo y sus trabajos estarán en el Matadero hasta enero de 2009.
"No queremos que ningún urbanista diseñe la ciudad de forma utópica desde su despacho, sino que se tenga en cuenta a la gente", cuenta Esaú Acosta, arquitecto de 29 años que pertenece a FAM. "Buscamos dar voz a iniciativas ciudadanas que ya existen, funcionan, y están basadas en modelos relacionales", dice. Como Telemadre, un modelo social que conecta a amas de casa desempleadas con personas que no pueden comer bien por falta de tiempo o no saber cocinar. O como los bancos de tiempo, cuya moneda simbólica es la hora, en los que se intercambian tareas domésticas como planchar o dar clases de idiomas.
Estudio FAM espera amplificar el radio de acción de esas iniciativas a través de su página web, www.e-alterpolis.org. Pero también trabajaron duro en la construcción de su maqueta. El martes instalaron una casita de tres por tres metros y dos pisos en la plaza de Legazpi para darse a conocer entre los ciudadanos. Los paseantes subían al tejado y gritaban a los cuatro vientos sus ideas para mejorar el entorno, a la vez que las escribían en una ristra de globos verdes que subía hasta el cielo.
Un joven latinoamericano fue explícito a la hora de formular su deseo: "Menos botellón y más trabajo para todos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de julio de 2008