Soria. Cada verano vuelvo a Soria. Una novedad: mientras se despuebla el paisaje de toda la provincia, a sólo dos kilómetros de la capital, a orilla del Duero y bajo las ruinas de Numancia, en una zona protegida se construye imparable la ciudad del medio ambiente, un complejo residencial para 5.000 "veraneantes". Me acordé de aquella viñeta de Quino: "Talemos la selva para hacer un parque natural". Me temo que algún día algunos llamarán a esto progreso. Y me temo que también volveremos a añorar lo que perdimos, a comprar lo que malvendimos. Hay cosas que ni se compran ni se venden: el cielo limpio, el aire puro y transparente.
Mercedes Álvarez es cineasta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de agosto de 2008