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Mismo servicio, más dinero

Los viajeros critican la subida del transporte público

Corriendo, baja Jorge la ristra de escaleras de la estación de metro de Ópera. Se dirige a una de las máquinas que venden los billetes y, sin quitarse las gafas de sol, se compra el abono mensual tipo A. El mes pasado le costó 42,10 euros. Ayer pagó 43,50. "Me sale por casi un euro y medio más", dice. "Con ese dinero, que son 15 pesos en México, compro una barra de pan y media docena de huevos", lamenta el estudiante, de 28 años. "Los extranjeros somos los más perjudicados", asegura. Y se pierde segundos después hacia el andén. De fondo, se escucha un grito: "Y me voy a trabajar, ¿eh?".

A las 11 de la mañana de un viernes, en el vestíbulo de Ópera, donde paran la línea 2 y la 5, no hay casi nadie. Sólo un par de turistas hacen cola para comprar un billete sencillo. "Los que han adquirido el abono se han quejado por la subida. Pero tampoco ha venido mucha gente. Es agosto, la ciudad está vacía", explica un taquillero de la estación.

Segundo aumento

Desde ayer, las tarifas son un 3,27% más caras. Un aumento que se suma al de enero, que fue de un 4,10% de media. Lo que supone, sumando las dos alzas, un incremento del 9% para el metrobús y del 7% para el abono A. El B1, uno de los más frecuentes, junto al A, cuesta dos euros más que en julio, de 48,80 a 50,80, y el bono de 10 viajes ha subido 30 céntimos, de 6,70 a 7 euros. El abono joven ha incrementado de 27,20 a 28. El billete sencillo de metro y metrobús y el abono de la tercera edad se mantienen.

Cecilia Medina, de 26 años, no tiene más remedio que comprarse el abono de agosto, a pesar de la subida. "Los que compramos los billetes de metro no tenemos dinero para ir en coche", indica la mujer, que tiene un contrato como becaria en la universidad. "Por ahora", dice, "el aumento no me supone un estrago económico, pero si sigue subiendo, sí lo será".

Para otros, como Álvaro Romero, la cosa no es para tanto. El joven, de 19 años, y billete sencillo en mano, defiende que el Ayuntamiento "necesita recaudar" fondos. "Aunque, bueno, también podrían ahorrar de otra manera, sin perjudicar a los que tienen menos", concede el chico, que ha venido desde Móstoles para cortarse el pelo en El Corte Inglés.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de agosto de 2008