El 31 de julio, con veraneidad y casi alevosía, cuando estamos todos pensando en las vacaciones, se ha emitido el último programa de Clásicos Populares. Me gustaría felicitar y, sobre todo, agradecer a Radio Nacional, y de manera especial a Fernando Argenta, a Araceli González y a todo su equipo, por el programa, que es un ejemplo -lo ha sido durante 32 años- de lo que debe hacer una radio pública: divulgar, enseñar y, además, de forma entretenida.
Si su jubilación ha sido voluntaria, me alegro mucho por ellos, pero si ha sido forzada, a la tristeza de perder un programa de tanta calidad tendría que añadir una profunda indignación porque se prescinda de personas que, como Fernando Argenta, se encuentran en lo mejor de su vida profesional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de agosto de 2008