La incertidumbre es alta. Es la conclusión que saca el Fondo Monetario Internacional (FMI) al analizar la situación del sistema financiero en la zona euro, aunque resta dramatismo al decir que goza de buena salud. El estallido de la crisis crediticia y el alto precio de la energía y de los alimentos provocarán, según el organismo, una desaceleración "sustancial" del crecimiento y una inflación "incómoda".
El Fondo considera que los bancos están realizando progresos "apreciables" para declarar las pérdidas provocadas por la crisis financiera y buscar capital para recomponer sus cuentas. Pero la normalidad no ha llegado aún a los mercados y las turbulencias financieras globales están llevando a muchas entidades a restringir el crédito, y esto lo notarán las empresas y los hogares.
La zona euro mostró hasta ahora una "robustez relativa" ante los choques externos, según el Fondo. Pero la actividad económica se desacelerará debido al alto precio de la energía, de los alimentos, el endurecimiento de las condiciones financieras, la caída de la demanda y la fuerte apreciación del euro.
El FMI proyecta una expansión del 1,7% para este año, frente al 2,6% de 2007. Y volverá a bajar medio punto en 2009, hasta el 1,2%. El FMI espera que la actividad económica repunte el próximo año.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de agosto de 2008