Quisiera llamar la atención sobre la polémica desatada en torno al anuncio promocional de los Juegos Olímpicos que se celebran en Pekín, en los que la selección española de baloncesto se fotografía imitando la fisonomía de los chinos y orientales achinando los ojos. No es tan sorprendente. Y sí muy aclaratoria.
Algunos de sus promotores parecen tener intereses en difamar al deporte español y a nuestro país. Y todos los demás representan una rancia postura moralista y aleccionadora que queda fuera de lugar.
Pero no se dan cuenta de un detalle. Consideran que la imagen es racista porque se ven superiores por naturaleza a los que son diferentes, como los orientales, con sus bellísimos ojos rasgados. Y por tanto, la imagen de la selección española imitando esos ojos orientales les parece una burla. Sólo partiendo de esa postura absurda, casi hitleriana, se puede calificar de racista o inadecuada la fotografía promocional de los Juegos Olímpicos.
Si partimos de la postura de la igualdad, la imagen no es más que un gesto simpático, a la vez un guiño cariñoso y una forma de retar, desafiar en lo deportivo no sólo a China, sino a todos los deportistas que participan en los Juegos a superarse y a superar a todos sus oponentes.
El periodista Bill Plaschke, redactor de los Lakers, debería haber reflexionado sobre su postura de partida antes de sugerir a Pau Gasol que presente sus disculpas. Porque si tan global es la ciudad de Los Ángeles, si tan progresista es el equipo de Los Angeles Lakers, y califican de racista y ofensiva esa fotografía, es que algo va mal en el subconsciente de los habitantes de esa ciudad y/o de los componentes de ese equipo.
Quién sabe. Es posible que se trate de un subconsciente colectivo deformado por el complejo de superioridad del mundo anglosajón.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de agosto de 2008