Un pueblo rico, gastronómicamente hablando. Vayan, y vean que su gastronomía discurre entre las recetas de carnes, de cereales, y evidentemente, de arroces, con un denominador común, que es el aroma de las llamas del sarmiento, utilizado como fuego para los arroces tras la poda de sus viñas, de las que tienen grandes cantidades, por eso algunos de sus vinos gozan de justa fama. El sarmiento es para mí la especia con la que inicialmente no se cuenta al hacer un arroz, pero la fragancia de su humo en la combustión marca la diferencia en la elaboración.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de agosto de 2008