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Análisis:EL ACENTO

Barajas, en Pekín

Algunos deportistas españoles expresaron su compasión hacia las víctimas de Barajas y sus allegados mediante el gesto personal (pero con proyección pública) de prenderse en la ropa o sobre la piel una cinta negra. Ese gesto tiene valor en la medida en que podría tal vez provocar alguna represalia del COI, el cual, tras advertir en su día contra toda manifestación ajena a los Juegos, rechazó una petición española de realizar diversos actos simbólicos en señal de duelo, entre los que figuraba el de que los deportistas lucieran un crespón.

Lo hicieron cuatro de ellos en sus respectivas especialidades, y otros dos en la ceremonia en que se les entregaba la medalla de oro que acababan de ganar. Eso ocurrió el jueves por la mañana. Pero a otros deportistas españoles que quisieron hacer lo mismo por la tarde -tras recibirse la comunicación oficial del COI- se lo impidieron miembros de la organización, en algún caso, arrancándoles la señal antes de saltar a la pista.

El argumento del COI fue que autorizar expresiones de ese tipo supondría un agravio comparativo para otros países, a los que se les habían denegado peticiones similares. Entre esos casos se cita una solicitud por parte de la delegación de Georgia en relación con los muertos provocados por el reciente conflicto bélico en el Cáucaso.

Para justificar esa negativa, se invocó el artículo 53-3 de la Carta Olímpica, según el cual, "no se permitirá ningún tipo de manifestación ni propaganda política, religiosa o racial" en los espacios de celebración de los Juegos.

Esa prohibición podrá considerarse discutible desde varios puntos de vista, pero existe. Lo insólito es que se considere que expresar la solidaridad con 153 víctimas de un accidente aéreo pueda entrar en el concepto de manifestación o propaganda política.

Como eso es absurdo, la única explicación es que el COI ha adoptado una actitud deferente ante las autoridades chinas, temerosas de que la autorización de cualquier gesto de solidaridad humanitaria pueda dar pie para otros de signo político.

La solidaridad sin riesgo tiene escaso valor; por eso, quienes el lunes estuvieron en su lugar fueron los deportistas que tuvieron el gesto personal de no atender el consejo de no irritar a los organizadores.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de agosto de 2008