Madrid. Mis queridos amigos: he elegido este hermoso rincón de Madrid para compartirlo con vosotros porque tiene un encanto especial para mí. Desde aquí, al caer la tarde, y dejando volar la imaginación, uno cree ver el mar. Quizá por eso este sitio casi escondido se llama Las Vistillas, porque son unas vistas en miniatura.
En cualquier caso, tras un paseo por el Madrid viejo, merece la pena recalar en este rincón umbrío y degustando una cerveza, una buena ensalada y un pollo al ajillo, disfrutar de esa vista que sí es real y sobrecogedora: el cielo velazqueño de Madrid. / Blanca Portillo es actriz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de agosto de 2008