La nube de fotógrafos que acompañó ayer la llegada de Gary Glitter al aeropuerto de Heathrow, en Londres, poco tenía que ver con su condición de estrella del pop y el rock de los setenta. Cumplida una pena de cárcel de tres años en Vietnam por pederastia, el artista regresó al Reino Unido a la fuerza, tras una orden de deportación. Glitter, de 64 años, quería establecerse en Tailandia, pero las autoridades de este país le declararon persona no grata. Tras 24 horas de resistencia en el aeropuerto de Bangkok, finalmente accedió a subir al avión que le trasladó a su país de origen. Un juez británico aceptó la petición de la policía local para que Glitter firmase en el registro de pederastas. Ayer se negó, pero el Ministerio del Interior ha confirmado que le obligará a ello, amén de prohibirle viajar a otro continente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de agosto de 2008