Cuenca. Hace más de veinte años que llegué por primera vez a esta ciudad encantada, cuya luz sigue sorprendiéndome. La luz clara de las mañanas y sobre todo, la multicolor de los atardeceres, siempre fresquitos, incluso en pleno verano. Aquí todavía puede uno pasear tranquilamente desde el centro y llegar a un paraje idílico, rodeado de chopos, junto a las aguas del río Júcar, verdes y limpias. Aunque la naturaleza impresiona, no todo es eso. Para la cultura y el arte hay sitios tan recomendables como el Museo de Arte Abstracto, la Fundación de Antonio Pérez, o la Facultad de Bellas Artes, posiblemente la mejor de España.
Ricardo Cadenas es pintor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de agosto de 2008