Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Editorial:

Tipos bajos y vigilancia

De la esperada comparecencia anual del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el pasado viernes en la convención bancaria de Jackson Hole pueden deducirse dos mensajes: prioridad a la mejora de la regulación y de la supervisión financieras, y confianza en que la inflación modere su intensidad en los próximos meses. Esta última convicción, amparada en la moderación de los precios de las materias primas y en la del crecimiento de la demanda en todo el mundo (Estados Unidos y el resto de las economías avanzadas de forma manifiesta), permite deducir que el tono de la política monetaria no se endurecerá.

Aunque los tipos de interés de intervención se encuentran en niveles reducidos, los de mercado, al igual que ocurre en la eurozona, reflejan la continuidad de la crisis crediticia. Como lo hacen las mayores reticencias de los bancos a uno y otro lado del Atlántico a aumentar sus créditos. Los mercados, en definitiva, vienen haciéndole el trabajo menos agradable a los bancos centrales desde hace más de un año. Es razonable, por tanto, que el banco central americano no limite adicionalmente las ya parcas posibilidades de crecimiento de su economía elevando los tipos de interés, y transmita la necesidad de mejorar de forma significativa la supervisión financiera. La crisis en el mercado hipotecario ha evidenciado que el sistema financiero más avanzado del mundo tiene importantes lagunas.

El mayor peso que ha tomado la Fed en la vigilancia de los bancos de inversión es consecuente con el protagonismo asumido en la gestión de esta crisis. Fortalecer una perspectiva más amplia de la supervisión es una lección que no por urgente de aplicar en EE UU es menos relevante en el resto del mundo. Como lo es esa prudencia en el manejo de los tipos de interés en un contexto en el que la mayoría de las economías de la OCDE no puede descartar la recesión.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de agosto de 2008