Ourense. En Ourense hago vino, poemas defectuosos, amigos, visitas a médicos de distintas especialidades y huelo el perfume de las pavías del Ribeiro. Contemplo también sus luces matizadísimas, y a veces, harto de hombre, rebuzno y me da consuelo. Admiro, otrosí, la capitalina catedral fortaleza en cuyo interior le crece el pelo a Cristo. Puesto a rodar 'Los girasoles ciegos', nadie se extrañará, digo yo, de que eligiese la pétrea fachada ourensana para encerrar allí, entre la arrogancia y el pudor, vidas tan truncas, mentiras tan necesarias, amores tan imposibles como, aviados por Méndez y Azcona, protagonizan mis apasionantes actores óptimos. / José Luis Cuerda es cineasta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de agosto de 2008