Durante años he disfrutado del Concurso Internacional Arroz al Horno de Xátiva, lo que me proporciona cierta perspectiva, ya que he probado allí más de veinte diferentes. No obstante, a veces me pregunto si no seria mejor volver a aquel clásico del que hablaba Millo, pero lo cierto es; cuando está bueno es para llorar de emoción. Cierta complejidad técnica le atribuyo, por eso en mí libro Arroces Contemporáneos dedicamos un capítulo a este tipo de elaboración. Una sutileza: al ser la capa de arroz muy gruesa, la parte superior del grano se cuece al vapor y además tiende a secarse del propio calor del horno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de agosto de 2008