El accidente aéreo de Spanair estaba en la mente de casi todos los pasajeros del vuelo Air Europa que tenía que volar ayer de Tenerife a Salamanca cuando el piloto les comunicó que había un problema técnico. No funcionaba la válvula antihielo, algo que, según les dijo, no comprometía la seguridad, pero que obligaría a hacer una escala en Madrid. 53 de los 165 pasajeros no vieron tan claro lo de la seguridad y decidieron quedarse en tierra.
El problema del avión, según explicó ayer un portavoz de la compañía, era una avería menor, con la cual los protocolos aéreos permiten volar. La válvula antihielo es un dispositivo que sirve para calentar las alas y que no se congelen con determinada humedad y temperatura. "Eran condiciones que podían darse cerca de Salamanca, pero no hasta Madrid, por eso se hizo la escala. Se maximizó la seguridad; el vuelo no tenía ningún riesgo", afirmó el portavoz.
El avión salió con más de dos horas de retraso del aeropuerto de Tenerife Sur y llegó cerca de las 14.30 a Madrid, donde quienes decidieron viajar tomaron otro hacia Salamanca. Air Europa trasladó al resto del pasaje a otro vuelo, que salió ayer por la tarde hacia Madrid.
Purificación Terradillos, una de las pasajeras del avión que decidió volar, explicó a este periódico que en todo momento el piloto les tranquilizó y les dijo que "no pasaba nada". "Siempre tienes el pellizco después de lo que sucedió en Barajas, pero al parecer no había ningún riesgo", contaba desde Salamanca.
Según su relato, los pasajeros todavía estaban en la sala de embarque cuando el piloto salió a explicarles lo que sucedía. "Hubo una gran tensión", dice. Finalmente, un grupo de 53 decidió no montarse, a pesar de que en ese momento les dijeron que el vuelo saldría y perderían su pasaje. Finalmente, la compañía se hizo cargo de los gastos de otro vuelo. "Hay que comprender la situación, pero debemos acabar con esta psicosis", relataba un portavoz de Air Europa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de septiembre de 2008