Pese al estruendo del agua, Sabrina Rossi, de Las Palmas de Gran Canaria, escuchó a su marido, Daniel Reyes. Se giró, y éste inmortalizó su gesto sonriente frente a la parte canadiense de las cataratas del Niágara, sobre un barco de recreo. "Fue un milagro que saliera tan bien; ahí, los aparatos se llenan de agua. Hay que cubrirlos con bolsas de plástico".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de septiembre de 2008