"No la creía capaz, pero al final vi que se metió en el agua. Saqué la cámara y disparé", explica Antonio Sarompas, de Melilla, sobre la hipnótica imagen que tomó en la laguna formada por las lenguas del glaciar islandés de Vatnajökull, uno de los mayores de Europa. "La chica se metió hasta el cuello antes de salir; aunque era julio, la temperatura era de unos seis grados. Sobre varios de los icebergs había manadas de focas viviendo".
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de septiembre de 2008