Los esfuerzos de la Quincena Musical donostiarra por ofrecer música y espectáculo fuera de los ámbitos tradicionales y consolidar nuevos escenarios naturales que tengan relación con el hecho musical se reflejan en el balance que ayer ofreció la organización, donde tan sólo la mitad de los 55.700 de esta edición corresponden al Auditorio del Kursaal. No obstante, el cubo de Rafael Moneo, que acogió 16 de los 101 conciertos que ofreció el festival, registró un lleno absoluto en casi todos ellos, hasta alcanzar los 26.917 espectadores, lo que supone el 95% de ocupación.
La Quincena ha ocupado también el nuevo escenario del recién restaurado teatro Victoria Eugenia, donde se ofrecieron ocho conciertos con ocupación plena, al igual que los que se dieron en el Convento de Santa Teresa para Música Antigua, Txillida Leku como sede del ciclo de Música Contemporánea o el Palacio de Miramar con los jóvenes intérpretes.
Pero su línea más dinámica se orienta a impulsar esa vocación itinerante con la que trata de llevar la música más allá de la capital guipuzcoana y de los escenarios tradicionales. El concierto de la soprano estadounidense Barbara Hendricks en el santuario de Aranzazu en este año de conmemoración del centenario del nacimiento de Oteiza ha sido un hito y un ejemplo de este esfuerzo itinerante. En esta edición, la música fue llevada también al Museo Oteiza en Altzuza (Navarra), así como a Hondarribia, Zumaia, Etxalar, Azkoitia, Getaria, Mutriku y Ordizia.
La dirección de la Quincena anunció que su próxima edición, la número 70, estará dedicada al renacimiento cultural que experimentó el eje San Sebastián-Biarrtitz como símbolos de la vanguardia y modernidad en el primer tercio del pasado siglo, en los años de la Belle Epoque. Esta temática le permitirá reforzar su vocación itinerante y extenderse al País Vasco francés, donde visitará Ciboure en recuerdo al compositor Maurice Ravel; Cambo-les-Bains con motivo del centenario del fallecimiento de Isaac Albeniz, y Biarritz, donde se recordará a los artistas e intérpretes rusos que recalaron en esta ciudad huyendo de la primera guerra mundial.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de septiembre de 2008