"El sábado abriré una puerta por la que, desde 1846, no ha pasado nadie". Eugenio Ampudia es literal: va a colocar en la Puerta de Alcalá una pasarela de 80 metros. Sin tráfico, con las luces apagadas, la gente podrá cruzarla. "Cuando el espectador pase por el arco, un interruptor bajo sus pies encenderá 50.000 vatios; luego les doy un diploma". Todo el asunto ha costado unos 30.000 euros. Él ha cobrado 5.000. "Si le hiciese la obra a un rico en su casa, le cobraría el triple", dice. La Noche en Blanco siempre invita a intervenir en la Puerta de Alcalá a un artista madrileño de trayectoria media. Ampudia, 50 años, se ajustaba al perfil y además, muchas de sus obras requieren la participación del público, las que más éxito tienen. ¿Qué pediría el artista al Ayuntamiento? "Una infraestructura que acercase el arte a la gente cada día".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de septiembre de 2008