Ayer, primer día de clase en los centros de Secundaria, pasé junto al patio de un instituto poco antes de las nueve. Junto a la valla había un grupo de alumnos -por su edad parecían de primero de ESO-, todos ellos muy contentos, con sus móviles de última generación en las manos, mostrando las prestaciones de los mismos a sus compañeros. Me pregunto si el móvil forma parte ya del material pedagógico imprescindible para triunfar en los estudios. ¿Ayudará a los alumnos a aprovechar mejor las clases, o contribuirá a que pierdan el tiempo intercambiando mensajes inútiles o grabando peleas y vejaciones entre compañeros? Lo curioso es que los padres que tanto se quejan del precio de los libros y el material escolar, no tengan inconveniente en comprar a sus hijos el último modelo de móvil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de septiembre de 2008