"Vamos a continuar enriqueciendo uranio", reiteró ayer el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, durante una conferencia de prensa previa a su intervención ante la Asamblea General de la ONU el martes. "Nunca cederemos a las desorbitadas exigencias de EE UU", insistió a la vez que quitaba importancia a la posibilidad de nuevas sanciones.
Representantes de las seis grandes potencias (el llamado G-6) se reúnen hoy en Washington para revisar la negativa de Irán a cumplir las resoluciones de la ONU sobre su programa nuclear. El último informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica, conocido el lunes, acusa a Teherán de bloquear los trabajos de sus inspectores y de seguir enriqueciendo uranio. El G-6 agrupa a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) más Alemania.
El alto representante europeo, Javier Solana, declaró ayer que Rusia y China se encuentran "bastante preocupadas" por los resultados. Francia, por su parte, ha pedido que el Consejo de Seguridad apruebe nuevas sanciones contra Irán. Como el resto de la comunidad internacional, teme que el programa nuclear iraní encubra un plan para dotarse de armas atómicas, algo que Teherán desmiente sin llegar a probar de forma convincente.
Ahmadineyad no parece impresionado ante ese riesgo. "Nunca nos han dado nada, al contrario, [las sanciones] desatan una mayor actividad de nuestros científicos y técnicos. No les necesitamos", señaló. Con la crisis financiera global, Occidente atascado en Irak y Afganistán, EE UU en campaña electoral, Rusia reafirmando su poder político y China cada vez más activa, los responsables iraníes dan la sensación de haber perdido cualquier temor a una eventual agresión exterior.
"Israel es demasiado débil para atacar a Irán", desestimó el locuaz presidente iraní que durante tres largas horas contestó a los periodistas y hasta tuvo el humor de leerles un poema de Hafez. Ahmadineyad repitió que la República Islámica considera que "el régimen de Israel es ilegítimo y la causa de todos los problemas en la región". Por ello, dijo, "nunca vamos a reconocerlo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de septiembre de 2008