Siempre he simpatizado con la voluntad de los familiares del poeta de que sus restos se queden en el barranco de Víznar, junto con los compañeros de infortunio. Pero también simpatizo con su civilizada aceptación de que se exhumen sus restos, puesto que lo piden los descendientes de otros asesinados, que tienen tanto derecho como ellos a manifestar su voluntad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de septiembre de 2008