David Miliband, el hombre que se perfila como alternativa a Gordon Brown al frente del laborismo y quién sabe si del Gobierno británico, instó ayer a las bases laboristas a "derrotar el fatalismo y elegir esperanza". Las ambiguas palabras del ministro de Exteriores reflejaban el sombrío ambiente que preside el congreso laborista. Pero se pueden leer también como una alusión a la necesidad de sustituir al actual primer ministro, que parece fatalmente condenado a perder las próximas elecciones, por un político que devuelva la esperanza. Es obvio que a juicio de David Miliband, ese político es David Miliband.
"Llevo muchísimos años viniendo a estos congresos y nunca había detectado un ambiente tan sombrío", aseguraba ayer un agudo y veterano observador de la política británica. "Y no se debe a la crisis económica, sino a la situación política: se creen condenados a perder las elecciones. Ya verá usted la semana que viene qué diferencia de ambiente habrá en el congreso de los conservadores", añade. Pero este observador no cree que los laboristas vayan a prescindir de Gordon Brown. "¿Para qué? Quemarían a Miliband, que es un hombre con mucho futuro".
Aunque la discusión sobre el liderazgo está fuera de la agenda, está también en boca de todos. El tradicional debate que organiza el diario The Guardian en los márgenes del congreso está dedicado este año a elegir la figura histórica más grande del laborismo. "Un debate sin riesgos. Nada de hablar del liderazgo", bromea la moderadora, Polly Toynbee. Los cuatro candidatos finalistas son Keir Hardie, Clement Attlee, Aneurin Bevan y Barbara Castle.
Pese al ambiente de luto general, no faltan las irónicas alusiones a ésta y pasadas crisis de liderazgo y la gente ríe con ganas la mejor broma del debate: el ex ministro David Blunkett, que defiende como héroe del laborismo al más bien gris y aburrido Attlee, cree que éste es el que mejor pasaría el examen de la actual fiebre mediática, con informativos día y noche: "Si no me equivoco, es el único de los cuatro que no tenía ninguna relación extramarital", espeta Blunkett, mordaz.
La risa es un buen antídoto contra la depresión, y ésta se palpa en cualquier esquina de la sede del congreso laborista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de septiembre de 2008