No puedo reprimir lo que me causó ver en el Congreso de los Diputados las reacciones de los que nos gobiernan.
Ante la aceptación de la crisis por parte de -da lo mismo el partido al que represente- los unos y los otros, se echan a reír (cosa habitual).
Si en ese momento hubieran pensado que hay muchas familias en auténticos apuros económicos, quizás en vez de reír a carcajada limpia hubieran tenido que insultar, increpar, abuchear o yo qué sé, pero no; como he dicho, fueron risas.
Lo único que nos demuestra esa acción es la enorme distancia que nos separa, económica y emocionalmente; y la diferente realidad en que vivimos unos de otros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de septiembre de 2008