Como para no creer en el destino. El canario Carmelo, que debutó en Primera División con 18 años marcando un gol con la Unión Deportiva Las Palmas en el estreno del Ono Estadi, no había vuelto a marcar en los 28 partidos que jugó hasta ayer en la máxima categoría. Fue regresar a Mallorca y reactivar su instinto rematador. Para suerte del Sporting, que sumó sus primeros tres puntos.
El Mallorca puede haber cambiado de dueño, pero sigue con los mismos defectos futbolísticos. Su juego es demasiado previsible para rivales de medio pelo, como el Sporting, que desactivó con facilidad el plan de ataque de Manzano, es decir, buscar continuamente los cabezazos de Webó y Aduriz.
Como el primer gol llegó muy pronto, el Sporting se deshizo de todos sus complejos y al Mallorca le entraron las prisas. Terreno abonado para la mejor virtud del equipo de Manolo Preciado: repliegue general y salida al contragolpe. Así pudo llegar el 0-2, pero Carmelo falló un remate más fácil que el de su reencuentro con el gol en Primera.
MALLORCA 0 - SPORTING 2
Mallorca: Moyá; Josemi (Cléber, m. 46), David Navarro, Nunes, Corrales; Varela, Martí (Keita, m. 85), Jurado, Arango, Webó y Adúriz (Trejo, m. 62). No utilizados: Tomeu Nadal; Ramis, Ayoze y Castro.
Sporting: Cuéllar; Sastre, Gerard, Neru, Canella; Matabuena, Diego Camacho; Luis Morán, Carmelo (Míchel, m. 75), Diego Castro (Kike Mateo, m. 89); y Bilic (Barral, m. 85). No utilizados: Sergio Sánchez; Jorge, Iván Hernández y Maldonado.
Goles: 0-1. M. 11. Carmelo, a pase de Luis Morán. 0-2. M. 50. Canella, tras jugada de Diego Castro.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a David Navarro, Diego Castro y Cuéllar.
Unos 18.000 espectadores en el Ono Estadi.
Preciado, que tuvo que ver el partido desde la grada por sanción, esperó a sus jugadores en el vestuario para explicarles bien clarito que tenían al Mallorca a punto de caramelo. Debieron de entenderlo todo porque a los cinco minutos el lateral izquierdo, Canella, culminaba una jugada de Diego Castro. Y en la siguiente llegada, Bilic estampaba el balón en el larguero.
El cambio de Manzano en el descanso, un mediocentro por un lateral, no había reactivado al Mallorca. Con su gente de uñas, el equipo balear tiró de coraje para asustar al Sporting. Estuvo a punto de meterse en el partido con un remate de Arango salvado bajo los palos por Sastre y, sobre todo, en un penalti que Webó mandó al poste. Estaba claro que el destino del Sporting había cambiado. Y todo empezó por Carmelo, el mediapunta que sólo marca en Mallorca.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 6 de octubre de 2008