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CARTAS AL DIRECTOR

Despedida

A la muerte del obispo Joan Carrera, con mi sentimiento, un testimonio de 31 años atrás, en las primeras elecciones democráticas. Éramos el "Equipo Demócrata Cristiano del Estado Español", al que el franquista De la Cierva apellidó con sorna "y de los Grandes Expresos Europeos". Necesitábamos todos training electoral. Para nosotros, el apoyo de CDU, anfitrión de unas jornadas en Bad Godesberg. Hubo que compartir habitaciones -el oro del Rhin era tan dadivoso-, y a mí me correspondieron como compañeros un militante del PNV y otro de UDC, de nombre Joan Carrera. No fue pequeña mi sorpresa al descubrir que era cura. Para este mesetario fue aleccionador el trato con dos nacionalistas liberales y solidarios. Tras el estrepitoso fracaso electoral, cada uno siguió su camino; y no pocos militantes de Izquierda Democrática (líder Ruiz-Giménez) y de Federación Popular Democrática (líder Gil-Robles) tomamos la vía del socialismo, tan legítima como la que emprendieron otros. Tuve la satisfacción personal de conocer el aplauso que el padre Carrera dio a mi opción. Tengo el remordimiento -por mis ocupaciones, avatares, despiste- de no haberle expresado mi gratitud. Su trayectoria, de párroco a obispo; su compromiso con la justicia social, le hacen acreedor del reconocimiento que a tantos sacerdotes, de éste y el otro lado del Atlántico, debemos los laicos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 7 de octubre de 2008