El año 1995, hacia el mes de octubre, el índice Ibex 35 estaba en 3.300 puntos. En esa misma fecha, entré a vivir en un chalet individual de una zona residencial cercana a Santander que me había costado 25 millones de pesetas. Al tiempo, me trasladé a trabajar a la capital y mi sueldo de funcionario se aproximaba a los 1.200 euros.
Trece años después, si el incremento de mi casa y el del Ibex hubieran ido parejos al de mi sueldo en ese mismo puesto (afortunadamente, ahora ocupo uno un poco mejor), el Ibex 35 estaría en el entorno de los 6.800 puntos y mi casa tendría un precio de mercado de 52 millones de pesetas.
Dado que el Ibex 35 todavía está en los 9.000 puntos y mi casa debe valer más de 80 millones de pesetas, no entiendo por qué se está pidiendo tranquilidad a los mercados cuando al fin parece que dejan de lado la exuberancia irracional de los últimos años y se van acercando a su valor real.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de octubre de 2008