La desorientación vuelve a hacer mella entre los inversores en un momento en el que el desembarco de las administraciones en el sector financiero levanta ampollas entre aquellos que aún están en posición de defenderse. La pregunta clave en los mercados ayer se refería al posible coste que tendrá a medio y largo plazo para las economías el sacar al mundo financiero de su actual indigencia.
La Bolsa española vivió una sesión errática en la que al final se impuso la presión ambiental y el Ibex 35 terminó perdiendo el 4,11%, lo que supone volver a caer hasta los 9.308,20 puntos.
Mientras que el sector financiero debate el cómo y el cuánto de las ayudas, los inversores se preparan para hacer frente a los primeros envites de la recesión, cuya confirmación seguramente llegará con algunos resultados empresariales, ya que los datos oficiales hace tiempo que apuntan en esa dirección.
Los valores más afectados por este nuevo revolcón han sido otra vez los bancarios, nuevamente acompañados por algunos componentes del sector energético y secundados, aunque de lejos, por el conjunto de las grandes sociedades. De hecho, el Ibex de los valores medianos se quedó con un recorte del 3,00% y el de los pequeños acabó bajando el 2,17%.
La dinámica de los mercados en las últimas sesiones, con repuntes que parecen aplaudir el consenso sobre las ayudas al sector financiero y retrocesos forzados por la vuelta a la realidad económica, tan sólo han servido para elevar la volatilidad hasta niveles difícilmente soportables por la inversión particular. Los intentos de relacionar este aumento de la volatilidad con el vencimiento de los contratos de opciones y futuros de este mes pierden fuerza ante la globalidad de los altibajos que, más que nunca, indican que las posibles soluciones afectarán a todos por igual.
Uno de los pocos elementos positivos de esta sesión estuvo en el mercado del petróleo, cuyos precios continúan cayendo casi al mismo ritmo que las perspectivas de la economía. En Nueva York, el barril de crudo se pagaba ayer a 70,63 dólares, mientras que en Londres su precio era de 67,52 dólares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de octubre de 2008