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Crítica:LIDIA

Castella se crece en el diluvio

Había muchas ganas de toros en Jaén. Era el cartel estrella en el día grande de la feria de San Lucas, y por eso, ni la intensa lluvia caída durante toda la tarde, logró abortar el festejo. La nueva empresa, la firma valenciana Serolo, tuvo la complicidad de los toreros, que cerraban temporada, y de un presidente novel, y la corrida se celebró entre el aguacero y el barrizal. Demasiados contratiempos para esperar un gran espectáculo, pero así y todo los toreros se crecieron ante la adversidad y se jugaron el tipo en un albero más que peligroso.

Y el público agradeció el esfuerzo, pero también las buenas maneras. A destacar el francés Sebastián Castella, que hizo dos grandes faenas, la primera en medio del diluvio a un toro bravo de Hermanos Collado y la segunda, todavía más templada, al que cerraba plaza de Tornay. Se ganó con justicia la puerta grande, por su arrojo y su maestría. El Cid despachó a su primero con rapidez apremiado por la lluvia, y en el quinto cortó una oreja en una faena de mérito en semejantes circunstancias. A Ponce le llovió menos, pero le tocó el peor lote, toros nobles pero sin fuerza ni transmisión. El ídolo local se fue de vacío en su última corrida de la temporada.

Collado, Tornay, El Cotillo / Ponce, El Cid, Castella

Tres toros de Hermanos Tornay, dos de Hermanos Collado y uno de El Cotillo, desiguales de presentación, nobles y descastados. Enrique Ponce: pinchazo y estocada (ovación); media estocada y pinchazo (ovación). El Cid: dos pinchazos (silencio); estocada (oreja). Sebastián Castella: estocada (oreja); media estocada y dos descabellos (oreja). Plaza de Jaén, 3º de feria. Dos tercios de plaza.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de octubre de 2008