Me pregunto dónde se esconden ahora los llamados liberales, los que durante años nos han repetido sin cesar que la intervención del Estado es perversa y que el mercado dejado a su aire y sin control es fuente de todo bien.
Ahora que tantos Gobiernos están inyectando miles de millones a bancos en crisis y nacionalizando empresas privadas, los liberales insobornables tendrían que protestar enérgicamente por esta intolerable intervención del Estado en el mercado. Pero no lo hacen, no los oímos, no los vemos, ¿dónde están?
No se preocupen, volverán. De aquí a un tiempo, cuando la economía se recupere y las cuentas se vayan saneando, los supuestos liberales volverán con sus consignas de menos Estado y más mercado. Volverán a sermonearnos con eso de que el mercado sin regulación es lo mejor. Y en parte no les faltará razón: es lo mejor para ellos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de octubre de 2008