Sala de urgencias del hospital Valle de Hebrón / MARCEL·LÍ SÁENZ
EPOC, una forma lenta de matar
Ana Jaime Herreros, de 53 años, no podría vivir sin estar conectada al oxígeno. Lleva tres años sin salir de casa, enchufada a una máquina por un cable de cinco metros que se introduce por vía nasal y le permite moverse por su piso madrileño de 50 metros. Por las noches duerme con la careta de oxígeno.