Sólo 35 seguidores viajaron ayer con la expedición del Barcelona a Basilea y para hoy no se esperan muchos más en el St. Jakob Park, un número pobre, por muy sedentaria que sea la afición azulgrana, si se atiende a que el partido es de la Liga de Campeones. Aparentemente, los alicientes son escasos y la noche invita a recogerse en el hogar. Avalado por su racha de siete victorias seguidas, el triunfo barcelonista se debería dar por descontado. El Barça, por lo demás, es el líder del grupo mientras que el representante suizo ocupa el puesto de colista.
La lista de convocados anuncia que no habrá concesiones por parte del Barça: figuran todos los disponibles. A Pep Guardiola le interesa derrotar doblemente al Basilea, hoy y dentro de dos semanas en el Camp Nou, a fin de certificar la clasificación de su equipo para los octavos de final, sin atender a los compromisos pendientes con el Shaktar y el Sporting, y poder dedicarse exclusivamente a la Liga, torneo en el que desde finales de noviembre y hasta enero le aguardan los choques contra el Valencia, el Sevilla, el Madrid y el Villarreal. Así que el Barça, se supone, alineará esta noche un equipo con todas las de la ley.
El retorno de Xavi y Messi refuerza a los azulgrana como favoritos
Ausentes Keita y Gudjohnsen por lesión, la novedad podría estar en la reaparición de Bojan, el único que no ha sido titular con Sylvinho, siempre que Iniesta se retrase como volante. El regreso de Xavi y Messi, que no jugaron en San Mamés, reforzará la condición de favoritos frente a un adversario muy simple en su juego y falto de futbolistas relevantes, aunque es colíder de su Liga con el Zúrich. El portero Constanzo, que militó en el Alavés; el central Abraham, procedente del Nàstic, y los delanteros Derdiyok y Streller son los más conocidos en el equipo de Gros.
El rival no da mucho que hablar de momento, todo lo contrario que el campo, uno de los santuarios del barcelonismo. Aunque es un estadio nuevo, el St. Jakob Park fue el escenario en el que el Barça ganó su primera Recopa, el 16 de mayo de 1979, frente al Fortuna de Düsseldorf por 4-3. Rexach, Asensi y De la Cruz, tres de los jugadores que disputaron aquella final, han viajado a Basilea para recordar una de las jornadas más emotivas para el club. "Fue el éxito que más he celebrado en mi vida", sintetiza Charly Rexach; "abrimos la puerta de Europa".
Al Barça le movía la fuerza colectiva y el instinto de supervivencia en momentos políticamente delicados. "Nada más salir al campo, nos dimos cuenta de que no podíamos perder", coinciden cuantos disputaron la final; "la grada estaba teñida de senyeres y banderas azulgrana". Hasta 30.000 seguidores viajaron a Basilea y un millón de aficionados recibió al equipo en Barcelona.
Han cambiado los tiempos y hoy Basilea suena a pasado para un Barcelona que piensa en Miami. La única coincidencia con el Basilea son los colores azul y grana, una casaca que hoy irá acompañada de un brazalete negro en los barcelonistas por la muerte de Ricard Maxenchs. Maxenchs ha tenido mucho que ver con el salto de calidad que ha dado el Barça, aspirante a la tercera Copa de Europa. La Recopa ya ni siquiera existe como torneo y a Basilea sólo viajaron ayer 35 nostálgicos. Basilea siempre ha sido más cómplice que rival para el Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de octubre de 2008