Francisco Javier C. G., el joven de Puente Genil que mató a su padre en 2006 después de soportar durante años las palizas que su progenitor le daba a su madre y al resto de su familia, aceptó una condena de dos años de cárcel, pena por la que no tendrá que ingresar en prisión. El joven -que tenía 18 años cuando se produjo el suceso- realizó un pacto con la Fiscalía, que pedía dos años y seis meses de prisión. En la sentencia, el juez destaca los eximentes de trastorno mental transitorio, confesión del delito antes de que se iniciase ningún procedimiento contra él y reparación del daño ocasionado a la víctima, a través del pago de 4.000 euros a su hermano menor.
En las 13 páginas de la sentencia, se hace un recorrido por los 20 años de pesadilla que vivieron la madre del acusado y sus hijos por las continuas amenazas, insultos y palizas a las que su marido, Francisco C. C., les sometía.
El clima de terror llegó a un punto en el que la mujer, presa del pánico, huyó de su hogar. El maltratador obligó a sus dos hijos a que le acompañaran y, durante diez días, recorrió en coche Puente Genil y pueblos de los alrededores para encontrar a su esposa. El hombre agredió y amenazó con matar a sus hijos y también pegó e insultó a su propia madre, que tenía entonces 82 años. Les acusaba de estar confabulados con su esposa para ocultarle dónde se encontraba.
Durante la búsqueda, Francisco Javier terminó asestando a su padre 25 cuchilladas que le ocasionaron la muerte. Instantes después, se entregó a la Policía Local de Puente Genil y reconoció que él había matado a su padre. "Llevábamos diez días de infierno. Ya ha terminado todo", dijo a los agentes. Tras el suceso, Puente Genil se volcó en defensa del joven y se organizó una plataforma en apoyo a Francisco Javier.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de octubre de 2008