Con el verano, el ya lánguido panorama de las casas de segunda mano empeoró todavía más. Se batieron todos los récords negativos (y eran muchos) que el ladrillo había alcanzado desde el estallido de su burbuja. Sólo 17.747 personas consiguieron deshacerse el pasado mes de agosto de sus pisos usados, casi la mitad de los vendidos en el mismo mes del año pasado, según los datos hechos públicos ayer por el INE.
El brusco frenazo no afecta sólo a las viviendas de segunda mano, pero éstas son las que lo viven con más crudeza. Sufren más la falta de financiación porque los bancos niegan antes una hipoteca a un comprador que pide un préstamo para un piso de segunda mano, que a uno que simplemente tiene que subrogarse una hipoteca ya existente, la que tenía el promotor.
Pero las malas cifras no afectan sólo a las viviendas usadas. En agosto las ventas totales, un 37% menos que en el mismo mes del año anterior. Las caídas comparando agosto de 2007 con agosto de 2008 son más pronunciadas que si se amplía la perspectiva a los ocho primeros meses del año. Éste es otro mal síntoma, porque indica que la crisis inmobiliaria, lejos de remitir, se ahonda.
Los datos de hipotecas son también clarificadores. En agosto, el número de créditos para viviendas cayó un 37% y el capital prestado, un 42%. Además, fue la segunda vez consecutiva en la que cayó el importe medio de las hipotecas, al quedarse en 137.657 euros. Éste es un dato importante porque indica que el precio de las viviendas está bajando. Más de lo que dicen las estadísticas.
El desplome se extiende a los visados que conceden los arquitectos para que se pueda comenzar a construir una vivienda. Su volumen ha caído un 59% (hasta superar ligeramente los 199.000), según los datos del Ministerio de Fomento. Más malas noticias, porque los visados son un indicador de la evolución futura del sector.
Y uno de los fantasmas del sector, el número de viviendas sin vender que hay en el mercado, llegó ayer al Parlamento. A pesar de que no existe ninguna estadística que dé un número fiable, la ministra Beatriz Corredor afirmó que el stock asciende a 650.000 unidades, informa Efe. Corredor estima que es necesario entre un año y medio y dos para que el mercado absorba esa bolsa de viviendas. La ministra dijo que la solución a este problema está en manos de los promotores: "el ajuste del margen de beneficios" de acuerdo con la "lógica económica".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de octubre de 2008