Los amigos son los amigos. Y desde hace tiempo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es amigo de la revolución de los hermanos Fidel y Raúl Castro. Por si alguien lo dudaba, ayer, en un claro gesto político de apoyo a Cuba en estos momentos difíciles, Lula se escapó de la cumbre iberoamericana de El Salvador para visitar La Habana, donde nada más llegar se entrevistó con Raúl Castro y apadrinó la firma de un acuerdo para incorporar a la empresa Petrobras a la exploración petrolera en aguas cubanas del golfo de México.
La visita del presidente brasileño, de menos de 24 horas, está cargada de contenido económico y su propósito es reforzar la cooperación bilateral en todos los terrenos. Hoy el presidente brasileño tiene previsto asistir a la inauguración de la sede de la Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversiones de Brasil en La Habana.
No se descarta que el mandatario brasileño se reúna también con Fidel Castro, como ya ocurrió durante su última visita, en enero de este año. En aquel momento, ambos países firmaron 10 acuerdos de cooperación económica.
Con 450 millones de dólares (alrededor de 350 millones de euros) de intercambio entre los dos países en 2007, Brasil es ya el segundo socio comercial de Cuba en Latinoamérica, después de la Venezuela de Hugo Chávez. Pero, según dijo recientemente el canciller brasileño, Celso Amorim, el objetivo es que el país suramericano se convierta en su primer socio económico "en este nuevo momento de Cuba", en el que Raúl Castro dirige el Gobierno tras la enfermedad de Fidel.
Apuesta política
La apuesta de Lula es económica pero a la vez política: él mismo ha sido el principal promotor de las inversiones brasileñas en Cuba y ha apoyado el acuerdo que ayer firmaron Petrobras y Cupet (Cuba Petróleo). Petrobras ya buscó petróleo en la isla hace una década, pero abandonó después de invertir unos 20 millones de dólares en tareas de exploración.
En medio de la crisis actual -agravada por el paso reciente de los huracanes que devastaron la isla-, más que nunca este sector es estratégico para La Habana. Por eso, que la compañía brasileña decida seguir los pasos de otras siete empresas petroleras extranjeras -entre ellas, la española Repsol- que tienen acuerdos de exploración en la zona exclusiva de Cuba en el golfo de México, se considera un espaldarazo importante. Consecuencia del empeño de un viejo amigo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de octubre de 2008