Leo estupefacto la crónica de la lapidación en Somalia de Asha, una joven de 14 años que, tras ser violada por tres hombres, acaba siendo asesinada después de un juicio en el que la condenan por adulterio.
Recuerdo las palabras de Fernando Savater, quien defiende que sólo existe una civilización posible: aquella donde los derechos humanos son la base de la sociedad. Y aunque no deseo desacreditar la buena voluntad de la denominada Alianza de Civilizaciones ni sus objetivos, cada vez me convenzo más de que más allá de religiones, estructuras sociales y sistemas económicos, hay asuntos que son y serán innegociables y la única base posible de una sociedad humana.
Se trate de una lapidación o de una bomba en un campus universitario.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de noviembre de 2008