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Crítica:

El reverso de la fábula

Cuando el cine se apropia de la mirada del naturalista, su discurso acaba diciendo más sobre lo humano que sobre lo animal: en concreto, sobre el humano que se coloca tras la cámara. Las películas de Jean Painlevé, por ejemplo, revelaban a un indomable surrealista capaz de reivindicar lo onírico y lo alucinatorio como piel de lo real. Los documentales de la serie True life de la Disney y el subgénero de las películas mondo fijaron, respectivamente, los dos polos de máxima distorsión sobre una fauna que siempre vive, se reproduce y muere al margen del afán interpretativo del hombre: en los primeros, los animales mutaban en funny animals, prolongación hiperrealista del universo imaginario disneyano; las películas mondo, por su parte, siempre encontraron en la vida natural pretextos para el sensacionalismo, la truculencia y el escalofrío festivo.

UNA AMISTAD INOLVIDABLE

Dirección: Luc Jacquet.

Intérpretes: Bertille Noël-Bruneau, Thomas Laliberté.

Género: documental fábula. Francia, 2007.

Duración: 96 minutos.

A Luc Jacquet, ganador del Oscar al mejor documental por El viaje del emperador, uno le atribuiría automáticamente una clara filiación disneyana: su mirada, que podría tildarse de cursi, recicla el documental en fábula. En Una amistad inolvidable, Jacquet coloca su preciosismo documental al servicio de la ficción y el referente de Disney parece estar haciendo auténticos aspavientos desde esa acaramelada voz en off que rememora su entente infantil con un zorro. Inesperadamente, Jacquet opta por sorprender al espectador confiado y termina cuestionando esa tendencia a proyectar bondades humanas sobre el mundo animal que nutre buena parte de la película. Eso no quita que el conjunto resulte arduo para el espectador no necesariamente receptivo a la abrumadora belleza de sus imágenes.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de noviembre de 2008