Nuestra ley reguladora del consumo de tabaco tiene limitaciones graves. Ocupa el lugar 15º en la Europa de los 27 debido a su baja protección de la salud. Es casi imposible encontrar un bar donde no se fume y los/las empleados de la hostelería están discriminados en su derecho a respirar un aire libre de las sustancias cancerígenas del tabaco. Los expertos en salud pública recomiendan reformar la ley, pero el Ministerio de Sanidad y Consumo tiene otra opinión, ya que, según noticias publicadas en prensa, dice posponer la reforma de la ley por razón de la crisis económica, argumentando que perjudicaría a la hostelería. ¡Ni las tabacaleras defenderían mejor el consumo de tabaco!
El ministerio debería avanzar, como en otros países de Europa, hacia la prohibición absoluta de fumar en lugares cerrados, situando a todos los establecimientos en igualdad de condiciones para competir. Con esta mejora de la ley también se conseguiría: 1) Disminuir el consumo e incentivar la superación de la adicción, mejorando la salud de la población y disminuyendo el gasto sanitario. 2) El dinero que dejaría de dedicarse al tabaco seguiría en el bolsillo de las familias, pudiéndolo destinar a la adquisición de bienes y servicios, ¡incluidos servicios hosteleros!, con lo que revertiría en la economía en general.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 15 de noviembre de 2008