Es el más joven de los cuatro aspirantes a liderar el socialismo francés. Tiene 41 años. Y pase lo que pase en este congreso, este licenciado en Historia y actual eurodiputado metido en política desde los 20 años, ya ha ganado. Fue el primero en postularse como candidato. Y la apuesta le salió bien. Hace unos meses, era un perfecto desconocido. Ahora, después de conseguir un 19% de apoyos en las elecciones pre-congresuales, se ha convertido en un nuevo valor del socialismo, con el que hay que contar (y negociar). Perteneciente además a la nueva generación que llama a la puerta. El aluvión de cámaras y de periodistas que le recibió el viernes a la entrada del Palacio de Congresos de Reims certifica que Hamon ha logrado su hueco.
Abomina de posibles virajes al centro e insiste en que el PS debe mirar más a la izquierda para conservar su identidad. Añade que la crisis financiera le da la razón. Nació en Saint-Renan (Finisterre) y en 1993 ya era el presidente del Movimiento de los Jóvenes Socialistas. Durante unos años trabajó como asesor en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de una de sus oponentes en este congreso, Martine Aubry. Él ha contado que fueron los tiempos de trabajar a toda máquina, de alimentarse a base de trozos de pizza y de servir a un jefe. Ese tiempo parece haber pasado. Ha decidido volar por su cuenta, rodeado de seguidores de su misma generación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de noviembre de 2008