Ni un año ha durado el último alto el fuego entre Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida. Las frecuentes disputas entre los socios de Convergència i Unió han vuelto a aflorar con fuerza tras el acuerdo alcanzado el pasado viernes por el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el líder democristiano, Josep Antoni Duran, para evitar respuestas salidas de tono en caso de que el Tribunal Constitucional recorte el Estatuto. Si Mas ya advirtió el sábado de que CiU no puede supeditar su estrategia a la del PSC, el secretario de Comunicación de CDC, David Madí, llegó ayer bastante más lejos al afirmar que ve a Unió Democràtica (UDC) "subordinada" a los intereses socialistas. La ex consejera de Educación Carme Laura Gil lo acusó directamente de "deslealtad".
Como en toda disputa matrimonial que se precie, la respuesta no se hizo esperar. Duran Lleida, entrevistado en RAC 1, dijo estar extrañado por el enfado de Convergència Democràtica. "La estrategia de Unió no va a remolque del PSC", dijo. Y al preguntársele si piensa explicarse ante Artur Mas, el democristiano fue tajante: "Sinceramente, no tengo la obligación ni la necesidad de informar a continuación, sin esperar el momento oportuno, para explicarle el contenido de esta reunión, que es pública y notoria". Y remachó: "Tampoco pasa a la inversa". O sea que de las reuniones que a veces mantiene la cúpula de Convergència con otros partidos, UDC también se entera "por la prensa", dijo Duran.
Hacía casi un año que el nivel de enfrentamiento entre Duran y Artur Mas no estaba tan elevado. En el verano de 2006, tras anunciar Artur Mas su propuesta para refundar el catalanismo al margen de Unió Democràtica, hizo saltar todo tipo de chispas en la federación nacionalista. Duran hasta retrasó unas semanas su designación como candidato de CiU a las elecciones generales. Quiso esperar a conocer los proyectos de Mas y su Casa Grande del Catalanismo antes de aceptar definitivamente el reto. Entonces ambos líderes acordaron reforzar las líneas de comunicación entre los partidos de la federación.
La ejecutiva del Partit dels Socialistes analizó ayer, entre satisfecha y divertida, las consecuencias que para CiU ha tenido la reunión del pasado viernes. En la reunión, el primer secretario, José Montilla, ensalzó el realismo político de Duran, a quien confrontó con Artur Mas, de quien dijo: "No sé si está radicalizado o desorientado". Lo afirmó en referencia al contenido de la entrevista a Artur Mas publicada el pasado domingo por este periódico, en la que el líder nacionalista abogaba, en caso de recorte del Estatuto, por recuperar el proyecto aprobado por el Parlament en septiembre de 2005, que después fue modificado por la Cortes. Mas decía, sin embargo, que este texto difícilmente podría llevarse de nuevo a las Cortes. "¿En qué quedamos?", se preguntó Iceta.
Recelos de ERC e ICV
Los socios menores del tripartito, ERC e ICV, hicieron ayer diferentes análisis sobre el hecho de que el presidente de la Generalitat, José Montilla, convoque a todos los partidos para dar una respuesta unitaria ante una sentencia desfavorable del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto. Primero, el secretario general de ERC, Joan Ridao, alertó de un posible pacto de "resignación" entre el PSC y Unió. El dirigente republicano se refería a la reunión de ambas formaciones celebrada el viernes pasado.
Por su parte, el líder de ICV, Joan Saura, sostuvo que CDC "pone por delante sus intereses de partido" al sentirse "molesta" por no haber sido la protagonista lanzando una propuesta de unidad ante una posible sentencia del TC.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de noviembre de 2008