Los siempre complicados equilibrios entre los socios de Convergència i Unió han vuelto a saltar por los aires después de que el pasado viernes el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el secretario general de CiU y líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, se conjuraran para dar una respuesta coordinada en caso de que el Tribunal Constitucional recorte el Estatuto. Duran y Montilla pactaron sin la presencia de Artur Mas, lo que ha enervado profundamente al líder nacionalista.
Preguntado ayer Duran por si piensa darle explicaciones a Mas, el democristiano respondió negativamente. "No tengo la obligación ni la necesidad de informar a continuación, sin esperar el momento oportuno para explicarle el contenido de la reunión", aseveró Duran, quien recordó que Mas tampoco le informa de sus encuentros.
La actitud de Duran ha molestado profundamente al entorno de Mas. La mano derecha del presidente de CiU y secretario de Comunicación del partido, David Madí rechazó ayer la "imagen de sumisión" que, según él, ha ofrecido Duran. El pasado sábado, tras la polémica reunión, Mas ya advirtió a Duran que no permitiría que la estrategia de CiU quedara "supeditada" a la del PSC.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de noviembre de 2008