Lo habitual en el Teatro Ensalle es que las funciones de un mismo espectáculo se mantengan tres días en cartelera. Pero hay una ocasión especial. Durante el Festival Catropezas, un fin de semana se reserva a las propuestas de danza más personales. Como fin de fiesta, los seis bailarines que presentaron sus números en solitario confluyen el domingo y realizan una sesión conjunta de improvisación. Ese milagro escénico recibe el título de Seis cordas y se produjo anteayer con Blanca Arrieta, Daniel Abreu, Ricardo Salas, Robert Jackson, Janet Novas y Anuska Alonso. La parte de jam session musical corrió a cargo del batería Luis Alberto Legido y del bajista David Santos.
Los artistas tenían carta blanca para moverse, y eso incluía las tripas del teatro. En el almacén del Ensalle pasaron un buen rato mientras un puñado de espectadores contemplaban atónitos el abrazo telúrico que escenificaron Abreu y Arrieta en un montón de tierra negra. Nunca antes habían bailado juntos, pero la química tiene fórmulas secretas. Arrieta, cuyo trabajo se caracteriza por la delicadeza de sus movimientos, puso toda la carne en el asador. Abreu, habitual del Ensalle, ejerció de maestro de ceremonias y sacó a relucir su vis cómica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de noviembre de 2008