Me avergüenzo de mi país. Un país número uno en donaciones de órganos, pero que es número uno también en tortura de animales.
No pude terminar de ver las imágenes emitidas por la cadena CNN + ni en la Primera de Televisión Española. ¿Cómo puede "entretener" o "divertir" semejante escena de salvajismo y tortura a un animal preso del pánico e indefenso?
Queremos ser olímpicos, tecnológicos, competitivos, tenidos en cuenta. Con ese espectáculo lo único que despertamos es desprecio e indignación y retrocedemos hasta el tercermundismo, ese que creemos ya superado.
Mucho nos queda por educar en el respeto, respeto que no tenemos ni entre nosotros mismos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de noviembre de 2008