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Análisis:EL ACENTO

Castidad frente a condones

Lo que ha ocurrido en un hospital de Madrid debería ser noticia de primera página de los diarios más importantes del mundo. Si no ocurre tal cosa, los directivos de estos rotativos estarían autorizados a despedir a los responsables de haber ignorado una de las mayores primicias de las que se tiene noticia: el amor verdadero existe. Lo explica la Fundación Investigación y Educación en Sida (IES) en una guía que han distribuido en el hospital Carlos III (de Madrid), en colegios, clubes juveniles o asociaciones de familiares de enfermos del sida. El amor verdadero existe, dicen, y se basa (primero) en la castidad y (después) en la fidelidad. No tiene nada que ver ni con la masturbación, ni con la promiscuidad, ni con el aborto.

Todo esto podrá sonar a propaganda religiosa. Pero no se engañen, se trata de pura evidencia científica. Así lo argumentan los responsables del escrito. No se lo pierdan, no vaya a subir el panfleto de precio como subió un falso New York Times que anunciaba el final de la guerra en Irak: es la ciencia la que sostiene lo que es el amor verdadero.

Y ese amor, defiende la guía Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas, pasa por aceptar ciertas evidencias científicas: que la homosexualidad favorece las enfermedades de transmisión sexual y provoca trastornos mentales, que hombre y mujer están llamados a unirse "bajo las condiciones de su anatomía y de su psicología", que toda interrupción de un embarazo significa acabar con un ser humano... En términos prácticos: no use preservativos, practique la castidad.

Tanto el Carlos III como la Comunidad de Madrid han querido desmarcarse de esa guía. Son algunos médicos del hospital los que la han escrito -y se distribuía en sus dependencias- y la fundación IES se presenta como parte de la institución pública. ¿Por qué miran ahora a otra parte? Que más del 75% de las infecciones del sida se produzcan hoy por transmisión sexual (ya sea por las prácticas de los enfermos homosexuales o de los perversos heterosexuales) es un tema secundario. Si estos desaprensivos supieran de la consistencia científica del amor verdadero no lo dudarían: castidad frente a condones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de noviembre de 2008