Un hombre de nacionalidad marroquí se presentó ayer ante la policía en un puesto fronterizo de Melilla y aseguró a los agentes que en 1997 mató a dos personas y arrojó sus cuerpos a un pozo en una finca cerca de Cartagena (Murcia) en la que trabajaba como "guarda de cabras".
Según su relato, los asesinatos se debieron a un ajuste de cuentas "por tráfico de estupefacientes a pequeña escala", informa la agencia Efe.
Bomberos, agentes de la Guardia Civil y del Ejército de Tierra buscaban ayer desde primera hora los cuerpos en el pozo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de noviembre de 2008