Se imaginan que retirásemos a todos los políticos duplicados (presidentes autonómicos, vicepresidentes, vicepresidentes de los presidentes, secretarios, subsecretarios, presidentes de organismos de aquí, de allí, de allá, etcétera).
Se imaginan el sueldo que podríamos adjudicar a médicos que se van a otros países. Se imaginan el sueldo que podríamos dedicar a los maestros y demás enseñantes para conseguir una excelente enseñanza. Se imaginan el dinero que podríamos dedicar a la investigación y desarrollo. Se imaginan las infraestructuras que podríamos tener con ese dinero ahorrado. Se imaginan la cantidad de emisoras que podríamos adjudicar sin tanto político duplicado. Se están haciendo EREs de grandes, medianas y pequeñas empresas, ¿por qué no hacerlo de la clase política.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de noviembre de 2008