Duerme junto a cinco compañeros en el templete de los jardines de la calle de Bravo Murillo que están frente al nuevo Teatro del Canal. Guardan los colchones y las mantas en lo alto del quiosco cuando se ven los primeros albores del día. Empiezan a montar sus camas cuando se marchan los últimos vecinos que pasean a los perros allí, sobre las once de la noche.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de noviembre de 2008