Ser capaz de rectificar es una cualidad de la que carecen los sectarios. Almudena Grandes debería haber asumido que Muñoz Molina tenía razón en su crítica: es éticamente intolerable que se ridiculice a una mujer -también a una santa católica- escribiendo que hubiese disfrutado siendo violada. Los lectores de la escritora -yo lo soy- y, en general, los del periódico, habríamos agradecido que, en vez de volver a citar ayer, fuera de contexto, una frase para justificar su desafortunada afirmación, hubiera reconocido que sus palabras pertenecen al género del más deleznable machismo y hubiera rectificado, en consecuencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de noviembre de 2008