En el curso de la Revolución liberal, el ocio dejó de ser patrimonio exclusivo de la nobleza y el clero y empezó a formar parte de la vida de la burguesía y las clases más populares. Esta realidad ha dado pie a El descubrimiento del ocio, una exposición que recuerda cómo se disfrutaba del tiempo libre en el siglo XIX en el País Vasco. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 23 de enero en la sala Ganbara del centro donostiarra Koldo Mitxelena.
Mediante paneles, óleos, grabados y objetos varios, la exposición se acerca a los casinos y salones de baile de la época, a los teatros y a los cafés, lugares de esparcimiento pero también de intrigas políticas y económicas. Recuerda el auge de las exposiciones universales y los museos. Y se detiene en el mundo de los toros, con la extensión de la sokamuturra, o en los de la pelota y las romerías.
El circo fue otra de las actividades que se hizo muy popular en el siglo XIX. Bajo sus carpas, además de animales, se mostraban personas extrañas. Una de ellas fue Joaquín Eleizegi, El gigante de Altzo, que medía 2,42 metros y pesaba 203 kilos, nacido en esta localidad guipuzcoana. Quienes se acerquen al KM podrán contemplar uno de sus sombreros o la horma que sirvió para hacerle los zapatos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de noviembre de 2008